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Crédito empresarial en México: ¿un motor estancado o una máquina en espera?

En un paisaje económico marcado por turbulencias, el financiamiento de la banca comercial a empresas y personas físicas con actividad empresarial en México se convierte en el barómetro que pudiera reflejar la salud de nuestro entorno financiero. Sin embargo, entre el cierre de 2010 y 2023, el crédito a dicho segmento ha sufrido un vaivén digno de una montaña rusa de emociones financieras.

Con base en un meticuloso análisis, representado gráficamente en un mapa de calor, observamos con crudeza la extrema ralentización del crédito como consecuencia del COVID-19; (clic https://shorturl.at/hFKU5). Pero ¿acaso este es el único villano detrás del declive crediticio? Hay quienes argumentan que existen otros factores que podrían explicar este fenómeno. La transición de administraciones federales, la inflación rampante del pasado reciente (clic https://shorturl.at/uHPQV), el crecimiento del empleo (in)formal y el dinamismo económico son solo algunos de los elementos que juegan su papel en este drama financiero.

Mientras tanto, el Producto Interno Bruto (PIB) por habitante se arrastra, incapaz de volver a los niveles del glorioso 2018. Más del 50% de las personas laboralmente activas encuentran refugio en la informalidad, una sombría realidad que añade una capa de complejidad a la economía nacional. ¿Dónde queda entonces el esplendor de la inversión fija bruta? Si bien algunas obras insignia de la administración federal actual han servido de salvavidas, la oportunidad global del “nearshoring” parecería que aún no ha sido capitalizada como debería.

Al cerrar el año 2023, el portafolio de crédito empresarial exhibe una variación anual nominal del 7.53%, una cifra que pinta un panorama sombrío en comparación con el promedio registrado del período de estudio (2010-2023), que se ubica en 9.88%. Pero, descontando la inflación, la cruda realidad salta a la vista: una variación anual real del 2.87%, que se desploma por debajo del modesto 5.42% promedio de la muestra total; (clic https://shorturl.at/ikpuD).

Sin embargo, no todo es tinieblas en el horizonte financiero. El crédito a las empresas ha logrado esquivar los golpes del destino, desafiando las tasas de interés que se mantienen en niveles elevados; clic https://shorturl.at/gwW12). Es como si las empresas fueran las valientes guerreras en medio de una batalla económica, resistiendo con astucia y audacia.

Pero ¡cuidado! En el mundo del crédito empresarial, el riesgo acecha como un lobo hambriento. Cada caída o desaceleración en la actividad económica se traduce en un posible incremento del peligro, reflejado en el Índice Global de Actividad Económica (IGAE) y en los sectores más expuestos en la cartera de crédito; (clic https://shorturl.at/bmFG9).

Según la encuesta a bancos, la expansión en la cartera de crédito a las empresas ha sido alimentada principalmente por la demanda. Esta vorágine en la búsqueda de financiamiento empresarial se alinea perfectamente con la recuperación de la actividad económica en México desde 2021. Sin embargo, no podemos bajar la guardia. Se vislumbra que el crecimiento del crédito empresarial seguirá siendo de un solo dígito (¡Ya veremos!) mientras los bancos mantengan sus rigurosas prácticas de otorgamiento para preservar la estabilidad de sus activos; clic https://shorturl.at/svSWX).

En resumen, el crédito empresarial en México es como un caballo salvaje: indómito, impredecible y lleno de potencial. Aunque su paso se ha ralentizado en medio de tormentas económicas y desafíos políticos, su espíritu resiliente se mantiene firme. El camino hacia la recuperación total puede ser largo y tortuoso, pero con la mirada puesta en el horizonte, el crédito empresarial seguirá siendo un motor que impulsa el progreso económico de nuestro país.

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