Todos los inversionistas nos hemos visto afectados alguna vez por las emociones. Desde inversionistas principiantes que empiezan su camino al invertir en acciones, bonos o ETFs; hasta los inversionistas más experimentados con portafolios de inversión sofisticados. Somos seres humanos y, naturalmente, emociones como la felicidad, ansiedad o miedo pueden surgir mientras invertimos.

Puede parecer sencillo regular estas emociones cuando nuestro portafolio va bien y los rendimientos son buenos, inevitablemente sentiremos felicidad y nos será sencillo continuar con un plan de inversión a largo plazo; seguir según el plan. Sin embargo, ¿qué pasa cuando nuestras inversiones se ven afectadas por la volatilidad? Muy probablemente, cierto miedo o ansiedad nos haga cuestionar nuestras decisiones y considerar abandonar el plan inicial para sacar el dinero invertido, incluso si eso implica pérdidas.
Es ahí cuando las emociones pueden jugar en nuestra contra. ¿Existe algún método para evitar tomar decisiones erróneas basadas en nuestras emociones? Sí, centrándonos en lo que realmente podemos controlar y manteniendo el rumbo.
Disciplina y perspectiva
¿Cómo mantener el rumbo cuando mis inversiones se ven afectadas? Puede sonar contra intuitivo no hacer nada cuando veo que mi portafolio está sufriendo pérdidas. Para muchas personas lo natural sería sacar su inversión y así no seguir perdiendo dinero. Pero no. Se ha demostrado que, a largo plazo, permanecer invertidos genera mejores resultados que intentar entrar y salir «tácticamente» del mercado.
Tomemos, por ejemplo, la volatilidad que causó la pandemia del COVID-19. La siguiente gráfica muestra tres escenarios de inversionistas que tomaron decisiones distintas el 23 de marzo de 2020, cuando los mercados tocaron su punto más bajo durante la crisis.

- Por un lado, tenemos al inversionista de la línea gris. Quien, asustado por tener minusvalías cada vez más grandes, decidió sacar su dinero invertido aun cuando esto significara tener pérdidas, pues no quería que su dinero valiera cada vez menos.
- El inversionista de la línea amarilla decidió que era “más seguro” pasar todas sus inversiones a vehículos de renta fija como bonos, aun cuando esto significara modificar drásticamente su plan inicial. Y sí, su inversión dejó de caer e incluso comenzó a crecer de forma más constante, pero para junio de 2021 seguía teniendo una minusvalía del 11% en sus inversiones
- Por último, tenemos al inversionista de la línea azul que soportó el ruido y la incertidumbre del mercado y mantuvo el plan que se había trazado desde el principio con disciplina y constancia. En fin, la gráfica habla por sí sola.
Stay the course
Si lo pensamos bien, mantener el curso es un concepto que no aplica exclusivamente en las inversiones. Es un estilo de vida efectivo también para tus metas del día a día. Cada que nos trazamos una meta, la manera más efectiva de alcanzarla es siendo constantes, disciplinados y pacientes.
Las metas pueden ser distintas. Ponernos en forma para correr un maratón, estudiar para aquel gran examen de ingreso a la universidad o ahorrar lo suficiente para comparar la casa de tus sueños. ¿Tú crees que por entrenar un día con mucho entusiasmo estarás preparado para correr 42 kilómetros? ¿Estudiar intensivamente 18 materias una noche antes del examen te ayudará a tener la mejor nota? No decimos que sea algo imposible, pero sí estamos seguros de que la probabilidad de tener éxito es mucho más pequeña que teniendo un plan a largo plazo.
Algo así pasa en las inversiones, cuando decimos que es mejor estar invertido mucho tiempo que intentar adivinar el mejor tiempo para entrar. En inglés se dice “time in the market”, no “timing the market”.
Si le preguntamos a un entrenador profesional, a un profesor o a un asesor financiero nos responderán que para tener éxito es necesario tener un plan de acción claro hacia tus metas, ser constantes y mantener un curso firme. Es probable que tengamos altibajos, pero a largo plazo veremos cómo nuestra forma física y resistencia mejoran poco a poco; veremos cómo los conceptos estudiados se quedan más fácilmente en nuestra mente; y, por supuesto, nos acercaremos a nuestras metas financieras.
Cuando los objetivos son grandes mantener el curso nos ayudará a llegar a donde queremos.

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