En los últimos años, considerar los criterios Ambientales, Sociales y de buena Gobernanza (ASG), han cobrado mayor relevancia en la estrategia de las organizaciones, porque hemos comprendido que el desarrollo sostenible es tarea de todos. Cuando la organización identifica lo que puede hacer desde su ámbito de acción para ayudar a solucionar los grandes retos que tiene la humanidad y con base en ello genera una estrategia de sostenibilidad, esta amplía su valor y se vuelve más competitiva, entre otros beneficios.
Esto se ha visto reflejado en un crecimiento exponencial de las inversiones ASG, donde los inversionistas toman criterios de sostenibilidad como parte de su toma de decisiones. Un ejemplo de ello es que, al cierre de 2022, las administradoras de fondos para el retiro (AFORES), invirtieron 6.2 billones de dólares con criterios ASG.

Por ello, es imperativo que los inversionistas cuenten con información ASG de las empresas de forma transparente y de alta calidad, con la finalidad de tomar mejores decisiones. De ahí que hayan nacido iniciativas como la de los Principios de Inversión Responsable de la ONU, que traza una hoja de ruta para la inversión responsable, la cual ha impulsado la necesidad de conocer lo que las organizaciones están haciendo de forma congruente, completa, comparable y verificable.
Por ello, con la finalidad de preparar un nuevo marco de reporte financiero global, apegado a criterios de sostenibilidad, el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB por sus siglas en inglés) creado por la Fundación IFRS, publicó dos normas: una sobre Requerimientos Generales para la Información a Revelar sobre Sostenibilidad relacionada con la Información Financiera (NIIF S1) y otra, sobre Información a Revelar relacionada con el Clima (NIIF S2).
Dichas normas están basadas en estándares y marcos existentes, como los del Consejo de Normas de Contabilidad de Sostenibilidad (SASB por sus siglas en inglés) y las recomendaciones del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima (TCFD, por sus siglas en inglés). Estos lineamientos representan un parteaguas para las organizaciones, ya que se podrá contar con un marco integral y único en términos de sostenibilidad utilizando un lenguaje estructurado y entendible para las áreas que generan los reportes de la organización. Esto además permitirá a las empresas contar con información comparable y de alta calidad.

Si bien es cierto que el cumplimiento y entendimiento de las nuevas normas traerán consigo nuevos retos para las empresas, también vendrán valiosas oportunidades, generando grandes beneficios para todas las partes interesadas.
Por: Nalleli Barajas, subdirectora de Sostenibilidad del Grupo BMV