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Inversión en Infraestructura productiva, impulso a la inversión extranjera y al desarrollo del país

La historia de la expansión económica de diversas potencias industriales en el mundo está ligada al impulso del desarrollo de infraestructura productiva y estratégica con inversión privada. Estas obras que transformaron las sociedades y los países más desarrollados fueron concebidas y financiadas por entidades privadas con acceso a una relevante liquidez. Esto ha sido una constante en países como Estados Unidos, Canadá y Australia, por mencionar algunos casos relevantes de impulso a este sector.

En México tenemos una historia aún joven en este sector, el modelo de desarrollo de infraestructura productiva en nuestro país fue por muchos años diseñado para que el gobierno, a través de inversión pública, fuera el principal inversor en infraestructura productiva; hace cerca de treinta años esta tendencia comenzó a modificarse y se abrió la posibilidad de que en mayor medida el sector privado pueda mirar al sector de infraestructura como una posibilidad de inversión. Coincidentemente también fue a mediados de los años noventa que los inversionistas institucionales comenzaron a interesarse e invertir en países en desarrollo.

Es cotidiano leer sobre el estrés presupuestario de las administraciones públicas para atender de forma eficiente los sistemas de salud, educación y en general todo lo que tiene que ver con infraestructura social. El permitir e impulsar la participación del sector privado en la infraestructura productiva, permite sin duda, una mayor capacidad y eficiencia del estado para enfocarse en la infraestructura social y en el desarrollo de instalaciones y equipamiento adecuado para atender las necesidades de la población, además de que la inversión privada en infraestructura productiva, como lo es en puertos, aeropuertos, ferrocarriles y en parques industriales o almacenes, debe generar una contribución relevante en materia fiscal para el Estado, desde mi perspectiva, si bien la inversión privada requiere de reglas claras y certeza jurídica para promover la confianza en los mercados, el Estado no debe perder la rectoría sobre la supervisión, la competencia y el cuidado de los intereses de la nación sobre los intereses de particulares, ya que la infraestructura productiva suele ser en muchos casos estratégica para el sistema de operación del país.

Como ejemplo de ello, tenemos las oportunidades de diversificación de inversión, que abren  grandes proyectos de comunicación, transporte y logística por sí mismo y alrededor de estos, como lo es el Corredor T-MEC, un proyecto de infraestructura ferroviaria que en sinergia con el fenómeno del nearshoring representará sólo por su alcance en la conexión de Estados Unidos, Canadá y México una opción de inversión privada estimada en infraestructura de  cuatro mil millones de dólares que beneficiará a los estados de Coahuila, Durango y Sinaloa, y  con un total de $20 mil millones de dólares en derrama económica contando las inversiones de cada empresa que se establecerá en este nuevo corredor, por lo que vemos efectos multiplicadores en la inversión cuando se desarrolla infraestructura.  Hay casos de excepción cuando las políticas del estado buscan el desarrollo de zonas o regiones económicas menos favorecidas y aún no exista la deseabilidad en materia de inversión por parte de los privados, el desarrollo no puede esperar y en esos casos el Estado puede ser un catalizador fundamental para dar el primer paso en el desarrollo de infraestructura productiva. 

Los proyectos de infraestructura suelen rebasar los $500 millones de dólares y un mercado recurrente para financiarlos es el mercado institucional, fondos de pensiones, seguros, fondos soberanos, entre otros. Se estima que la mitad del dinero del mundo es institucional y que cada año cientos de millones tienen un costo de oportunidad al no encontrar alternativas para ser colocados. Esto es un criterio clave para impulsar un gran programa de inversión extranjera para nuestro país, la innovación en estructuras de riesgo para proyectos de infraestructura tiene un alto potencial para provocar que las inversiones sucedan, sofisticar cada vez mas las soluciones en esta materia para nuestro país es un segmento en el que tenemos que evolucionar para alcanzar a economías que tienen mas de cien años con prácticas de promoción de la  inversión privada en infraestructura.

En conclusión, cada vez existen más oportunidades para promover el desarrollo de infraestructura productiva en México, las mismas que hay para diseñar los medios de atracción de inversión extranjera de fondos institucionales en nuestro país.

Por: Carlos Ortiz T. Fundador y CEO de Caxxor.

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