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De tecnología blockchain, criptoactivos y NFTs

¿Te imaginas ser el dueño de un auto volador con la capacidad de atravesar la ciudad en cuestión de minutos, que no requiera gasolina ni mantenimiento, se maneje solo, no pague tenencia y sea exento en las contingencias ambientales?, sería como poseer lo mejor de varios mundos ¿no lo crees?

El ecosistema blockchain (de cadena de bloques), ha venido a proponer algo similar, tener lo mejor de varios mundos; ha llegado a revolucionar la concepción que tenemos acerca de las transacciones comerciales y de validación de datos que se llevan a cabo actualmente, elementos encriptados que pueden ser intercambiados mediante un sistema descentralizado, capaz de permitir transacciones globales en cuestión de segundos con la plena seguridad de que los datos son fidedignos y validados por cadenas de bloques prácticamente inalterables.

Recordemos que, en una cadena, cada eslabón posee información que permite la validación de los bloques anteriores y subsecuentes, por lo que, si alguien intenta hacer intrusión de información en un solo bloque, no le será posible, deberá modificar al menos el 51% de la serie para poder realizar algún tipo de pirateo informático, lo que hace a esta tecnología muy segura. 

Cabe mencionar que esta innovación puede ser de gran utilidad en muchos sectores, por ejemplo, en el comercio internacional o el médico, permitiéndonos validar contratos con socios comerciales al otro lado del mundo en cuestión de segundos; o tener un registro médico de personas donde únicamente los médicos autorizados puedan acceder al mismo, generando diagnósticos más oportunos, incluso apoyando y haciendo más seguras las distribuciones de medicación controlada. Los usos de la tecnología blockchain pueden ser tan amplios como lo propongamos.

Día soleado

En esta ocasión nos centraremos en dos tipos de activos que tienen sus bases en la tecnología blockchain: Criptomonedas y NFTs (Non-Fungible Tokens).

Las criptomonedas están aquí, no como moda, llegaron para abrir nuestro panorama sobre la forma en que realizamos pagos y transacciones, desde el consumo diario hasta grandes operaciones internacionales. Dichos activos nacen como una alternativa a medios de pago tradicionales y dinero fiduciario (el emitido por una autoridad monetaria como los Bancos Centrales). Incluso existen personas que las comparan con metales preciosos y monedas duras como activos refugio.

Hoy existen miles de criptomonedas ofertadas en el mercado, acto que puede desvirtuar el objetivo central de su creación, ya que al pulverizar la capitalización de los proyectos puede ser difícil optar por una en particular. El principal referente de este mercado es el Bitcoin, criptomoneda que ha experimentado una caída de casi el 70% de su valor desde su máximo histórico reportado de 68.7 mil dólares americanos, a su vez hoy en día la operativa de Bitcoin también funciona como referente y termómetro del mercado de criptomonedas.     

Por otro lado, los NFTs son activos criptográficos que garantizan la posesión de un artículo, determinándolo como único y legítimo, por lo que no podríamos tener dos activos iguales de diferentes fuentes. Algo similar a lo que sucede con las obras de arte, si bien podemos tener copias y reproducciones, únicamente existe un artículo original.

Dentro de sus principales ventajas, es que abre un nuevo canal de exposición para el mundo del arte y sus creadores, aquí se añade un espacio virtual de interacción, también conocido como metaverso. Muchas marcas y artistas han sacado al mercado NFTs; la transacción de mayor valor llevada a cabo por 69.3 millones de dólares, ha sido por la obra titulada “The First 5000 Days”.

En papel, la idea parece buena, práctica e innovadora. Pero ¿en la ejecución?

Seguridad no es igual a plusvalía.

Cuando hablamos de estos activos debemos tener en cuenta que su naturaleza encriptada brinda altos estándares de seguridad en la propiedad de un bien digital, pero eso no garantiza que tenga una plusvalía en el futuro, convirtiéndose en un activo especulativo. El verdadero peligro radica en los altos montos que los inversionistas llegan a desembolsar por ellos y la posibilidad de una caída drástica en su valor.

Uno de los principales factores que contribuyeron al aumento en el precio de estos activos, fue el exceso de liquidez observado en los mercados globales derivado del intento por incentivar la economía en diferentes países. Este fenómeno permitió que las personas que no necesitaban verdaderamente los apoyos optaran por adquirir activos especulativos que pudieran tener un alto retorno, independientemente del nivel de riesgo, ya que al final eran recursos que podrían darse el lujo de perder.

Dicha situación generó alta demanda en activos como criptomonedas y NFTs, por lo que, en un intento de más inversionistas por no perderse la bonanza, la demanda de estos activos aumentó al grado de poder alcanzar rendimientos de triple e incluso cuádruple dígito. (¡Ojo! Esto no forzosamente significa que los activos tuviesen un verdadero valor intrínseco, sino refleja el apetito de riesgo que tienen los inversionistas ante un exceso de liquidez).

El huracán toca tierra. Todo lo que sube, tiene que bajar.

Cualquier mercado es propenso de generar momentos de euforia y el ecosistema blockchain no es la excepción, el verdadero valor de estos activos se puso a prueba cuando la liquidez de los estímulos económicos empezó a disminuir, la alta inflación orilló a inversionistas a liquidar parte de sus portafolios para costear su vida corriente y el aumento en las tasas de interés permitió inversiones con retornos atractivos y con menor cantidad de riesgo.

Adicionalmente se ha desarrollado amplia desconfianza en el sector, hemos presenciado estafas por parte de desarrolladores que inflan los precios de los activos digitales, los venden a inversionistas para posteriormente retirar la liquidez de las plataformas y desaparecer con los recursos. De igual manera hemos sido espectadores de tweets y discursos que han podido borrar millones de dólares en capitalización de mercado en cuestión de horas.

Hoy en día, se desconoce el número concreto de NFTs que han perdido su valor, pero estimaciones de diversas corredurías indican que hasta un 30% podrían no tener valor, mientras los restantes podrían estar cotizando por debajo de su valor de compra.

La gota que derramó el vaso en la confianza sobre los criptoactivos fue la quiebra de uno de los gigantes en las plataformas de intercambio de criptomonedas, donde los recursos de los inversionistas fueron utilizados en operaciones fuera del balance de la empresa para realizar operaciones especulativas, ocasionando una crisis de liquidez a raíz de un retiro masivo de fondos. Ante la imposibilidad de la entrega, se puso freno a los retiros y dejó a muchos inversionistas sin recibir sus recursos, poniendo en jaque y mermando la confianza en dichas plataformas.

En conclusión, invertir en estos activos no necesariamente es negativo, pero es importante que toda inversión que realices vaya acorde a tu perfil como inversionista, en este caso, un perfil agresivo. Si decides invertir en criptomonedas o NFTs, es importante investigar sobre el proyecto, su solidez, liquidez y capitalización de mercado, con el fin de mitigar la mayor cantidad de riesgos posibles, tomando en cuenta que el riesgo de mercado será inherente. Hoy en día existen miles de opciones diferentes que podrán ajustarse a tu portafolio, recuerda que, si una inversión te quita el sueño, siempre es prudente optar por algo más conservador.

Por: Juan Carlos Cruz Tapia, Trader y Docente de la Escuela Bancaria y Comercial.

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