La inflación es el mayor problema que enfrenta el mundo actualmente. El alza de precios ha sido una constante desde mediados de 2021 y se espera que siga en aumento hasta el cierre de 2022, lo cual ha modificado los niveles de consumo de las familias y elevado el gasto para cierto grupo de la sociedad.
Hasta la primera quincena de julio la medición anual de la inflación general se ubicó en 8.16%, ubicándose entre las siete más altas de economías emergentes, y podría reportar una tasa de alrededor de 9% al cierre del año ante la presión de los precios de los alimentos, granos y cereales (y derivados), frutas y verduras y en menor magnitud del sector energético.
El alza en el precio de granos y cereales responde a una menor oferta desde Europa del este y cambios en el clima, que absorben las bolsas de materias primas, donde se determina el precio internacional de los mismos; lo cual explica porque los productos derivados del trigo y del maíz, como pan, tortilla y harinas, han subido, independientemente del volumen de producción en México.
Adicionalmente, el aumento en el precio de los granos y cereales en el mercado internacional impacta directamente en el precio de los cárnicos, ya que existe una variedad de granos y cereales para consumo animal.

El alza de precios se convierte en un problema más agudo cuando sabemos que la pobreza crece y que muchas de la nueva contratación es con bajos salarios.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en 2020 55.7 millones de personas se encontraban en situación de pobreza multidimensional (43.9% de la población) y 10.9 millones en pobreza extrema (8.5% de la población); siendo estos los sectores a los que más afecta el alza de precios.
No obstante, a las personas que trabajan también les afecta la inflación. Si se observa el comportamiento del indicador de pobreza laboral del CONEVAL, que muestra el porcentaje de la población que no puede cubrir las necesidades alimenticias básicas de la familia con la remuneración que se obtiene por su trabajo, mantiene un comportamiento bajista desde el tercer trimestre de 2021.
De tal manera que, en el primer trimestre de 2022, el 38.8% de la población sufría de pobreza laboral, el nivel más bajo desde la crisis de salud de 2020, pero también nivel superior a los registros de 2019 o prepandemia.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha comentado que el alza en el precio de las materias primas (principalmente en granos y cereales) conduce a una crisis alimentaria y nuevamente son los pobres quienes resultan ser los más afectados, porque una menor capacidad de gasto los conduce a una mayor pobreza y una menor capacidad de desarrollo humano.

Acciones de política monetaria
Claro que la población no está sola. El Banco de México, organismo autónomo, trabaja en contener la inflación a través del mecanismo de alza de tasa de interés (política monetaria restrictiva) con objeto de disminuir la demanda de bienes y servicios e inducir el aumento del ahorro.
La autoridad monetaria local inició el ciclo de alzas en la Tasa Objetivo en junio de 2021, siendo uno de los bancos centrales que más temprano reaccionó a la presión de la inflación a nivel global, después de mantener la tasa estable en 4% entre febrero y mayo del mismo año.
Hoy la tasa de referencia para el sistema financiero mexicano es de 7.75% y muy probablemente en agosto el Banco de México anuncie un nuevo incremento de 75 puntos base para la Tasa Objetivo; no obstante, tanto la decisión de agosto como las siguientes en el año dependerán de la evolución de precios, que, si consideramos que la inflación puede ser de 9% en 2022, entonces veríamos la tasa de referencia ubicarse alrededor de 10%.
Por: Irasema Andrés Dagnini, Economista, analista y asesor de mercados financieros.