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La “Mano Invisible” en el Web3.0…

Mucho se ha hablado en los últimos meses sobre el Web3.0, la “locura de los NFT”, el “metaverso” y los conceptos de “play to earn” y Blockchain dirigiendo la conversación hacia el mundo del gaming, y no es casual.

En el mundo del gaming redescubrimos un mercado históricamente subatendido, organizado por grupos cohesionados por intereses y pasiones comunes, nativo digital y con una inclinación natural a la innovación; esto nos da la pauta para entender el porqué de su protagonismo en la conversación social referente a estos nuevos modelos de propiedad y valor digitales que están revolucionando el sistema financiero global.

Según DaapRadar, solo en 2021 se transaccionaron cerca de 23 billones de dólares, y todos estos movimientos a través de un sistema financiero descentralizado conformado por protocolos en el Blockchain para compra y venta de bienes digitales con un soporte monetario “nuevo” y totalmente distinto al que conocemos como FIAT, es decir, que no depende de una organización cuyo control es arbitrario y dirigido por un solo interés “central”, el famoso “DeFi” (Decentralized Finance), y ese es el principal vehículo de vinculación con el mundo gamer detrás de este fenómeno global, mismo que se mueve en “DAO’s” u Organizaciones descentralizadas que gestionan sus intereses en común por grupos.

En mi opinión, en ese valor de bienes digitales ÚNICOS y que están abiertamente registrados en el Blockchain (como un mega libro contable) está el centro de la ruptura del paradigma en la industria del gaming, misma que se extrapola cada día más a diversas industrias en el ámbito digital, ese mundo donde los publishers, o los dueños de los videojuegos, históricamente habían tenido el control de lo que se gana y se compra o vende en cada juego; hoy, gracias a estos sistemas descentralizados, el control ha pasado a los gamers ya que pueden incluso ganar dinero jugando y generando valor, naciendo el “play to earn”. Especialmente este tema ha despertado el interés de los fondos de capital de riesgo, celebridades y compañías en expansión atrayendo una inversión aproximada de más de 27 billones de dólares sólo en 2021.

El mercado de los videojuegos siempre ha estado ligado a la tecnología en forma natural, pero lo realmente valioso de esta industria, y que hoy se ha llevado los reflectores, es la fuerza de la comunidad, y eso es el centro de su permanencia, crecimiento desmedido y sostenido en el tiempo; hoy por fin las marcas entienden su valor de forma práctica, no es tan complejo como parece, son intereses comunes y el Web3.0 balancea el “quién manda” y descubre que lo que realmente importa a las generaciones que hoy marcan el consumo -esas que crecieron jugando videojuegos-, nadie lo sabe mejor que ellos mismos.

El ADN es muy claro y no es lo que yo (marca) quiero que mi mercado haga por mí, sino lo que el mercado o comunidad puede darme a mi (y agregar valor por ellos mismos) ya sea como marca, como producto, servicio o industria; así como el valor que para ellos tiene lo que yo ofrezco, llevado incluso a un bien digital no fungible.

El valor de las cosas por definición está basado en la escasez y utilidad, por ende, la importancia, utilidad o relevancia que tiene para cada uno de nosotros el bien en cuestión. Seguimos viviendo en un mundo donde la “interacción” genera un sinnúmero de satisfactores que detonan decisiones en el ser humano, hoy con una clara tendencia a los bienes digitales que innegablemente cobra mayor relevancia cada día, pero sobre todo que se hará cada vez más difícil de evadir. ¿Recuerdan cuándo comenzaron los correos electrónicos, o la discusión sobre la indispensable velocidad de Internet?, esos días de la “burbuja del Internet” y su “crash” en el 2000. Hoy no es concebible nuestra vida sin eso o con una conexión de 52kb a través de nuestra línea terrestre telefónica, asumo que así veremos nuestra vida en bienes digitales en la próxima década, siendo algo “natural” e indispensable.

Lo mismo promete el “metaverso”, que de nuevo no tiene nada, ya que desde la generación de los noventa aprendieron a llevar una vida paralela en el naciente mundo digital con Club Penguin y Second life, ahora toca entender en qué espacio queremos interactuar y qué encontraremos de interés en dicho espacio; los que encuentren el valor y la utilidad adecuados y lo vinculen a la comunidad adecuada serán los grandes ganadores, la demanda será ineludible, la oferta deberá responder a ella, no al revés. He ahí el gran dilema… o ¿debo decir oportunidad?

Hoy más que nunca entendemos el valor de las cosas basado en el tiempo y la enorme duda que surge es ¿qué permanecerá? y creo que la respuesta está justo en la comunidad, hoy ya no somos consumidores pasivos, hoy formamos parte del negocio y del valor futuro de los bienes digitales, dado que nuestros intereses están ahí también. El valor ya no solo está basado en el uso, la coleccionabilidad o en la posesión, sino en su utilidad y valor agregado por quien lo obtiene y lo gestiona, de ahí la fuerza del “play to earn”, más que nunca el valor está en manos del mercado; un mercado menos manipulable, más informado y sobre todo más activo en la consecución de sus intereses y el valor de todo lo que consume.

La polémica se centra en la permanencia de estas tendencias, si será sostenible o no, el valor de la criptomoneda que respalda cada transacción, el valor o la utilidad de un NFT u otro y en sí el sistema de Blockchain que lo soporta. ¿Ustedes creen que esto es una tendencia cuando lleva décadas en desarrollo?, podría ser. En mi opinión, no lo es. El Web3.0 como hoy se ha bautizado es un sistema que llegó para quedarse, al que nos tenemos que adaptar y aprender a aprovechar, sus ventajas son muchas, sus desventajas también, pero, ¿qué sistema no tiene ambas?

Por: Maca Rotter, CEO de La Panadería Licensing y Arena ESports

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