Las tasas de interés en EE.UU. van hacia terreno restrictivo
Algo está muy claro: la Reserva Federal (Fed) va seguir aumentando la tasa de interés en los próximos meses siendo la reducción de la inflación su objetivo más urgente. Por lo pronto, se esperan incrementos de 50 puntos base en las juntas de junio y julio para que la tase alcance un rango de 1.75-2.00%. Lo que hagan después de esa fecha va depender de los datos económicos que sepamos hasta septiembre, sobre todo en materia de inflación. Jerome Powell, ya advirtió que no dudarán en alcanzar un nivel restrictivo de la tasa de interés para lograr su cometido. Es difícil estimar con exactitud dicho nivel, pero considero que tasas por encima de 3.00% ya podrían considerarse como restrictivas, adicional al apretamiento cuantitativo que se llevará en sintonía.
La economía necesita desacelerarse. En ese sentido, existen temores de que las acciones de la Fed lleven a la economía norteamericana a una recesión. Si bien el riesgo es bastante alto, otros factores apuntan en esa dirección como la desaceleración en China y los evidentes choques de oferta, existe la posibilidad que pueda observarse un ajuste monetario relativamente exitoso con sólo una desaceleración económica moderada o una recesión corta, condición necesaria para que la inflación comience a descender.

El nivel inicial de las tasas era muy bajo. En primer lugar, la Fed está empezando a hacer el ajuste desde un nivel nunca antes visto de estímulo monetario. Esto implica que va a tomar quizás todo el año para que la tasa de interés entre en un nivel restrictivo, lo cual, si bien puede retardar la convergencia de la inflación a la meta de la Fed, dará tiempo a que la demanda se desacelere, o se contenga, a una velocidad que no implique un colapso abrupto.
Los choques de oferta tendrían que resolverse hacia finales de año. En segundo lugar, los choques que hemos observado en los últimos meses en los precios, son principalmente en alimentos, energéticos y mercancías. Es decir, son incrementos derivados de choques de oferta: la guerra en Ucrania, la política de cero COVID en China y las perturbaciones en las cadenas de suministro. Difícilmente la política monetaria es exitosa en controlar la inflación cuando es explicada principalmente por estos factores. Precisamente, primero se tienen que aliviar los problemas que provocaron estos choques para poder pensar en una estabilización de la inflación. Eso es fundamental.

El mercado laboral podría seguir ajustándose sin generar presiones adicionales en precios. La economía sigue recuperándose de la pandemia. El mercado laboral está gradualmente absorbiendo a aquellos trabajadores que salieron del mercado por los confinamientos, decidieron cambiar de empleo o simplemente están esperando un mejor momento para entrar de nuevo. Si bien, ha resultado difícil que algunas empresas encuentren empleados, no hay evidencia de una espiral de precios-salarios por el momento.
Dicho lo anterior, es probable que la Fed cumpla la expectativa de incrementos de su tasa de interés en 50 puntos base por reunión durante el verano, llevando a la tasa terminal a 2.00% en julio. En ese momento la Fed podría reducir el paso a alzas de 25 puntos base en las siguientes tres reuniones, llegando a una tasa terminal de 2.75%, lo que implica una tasa muy cercana a la neutral (2.50%).
Existen varios riesgos para este escenario que podrían obligar a la Fed a apretar un poco más o a detenerse en Julio:
- Nuevos choques de oferta y/o que los que ya ocurrieron persistan por más tiempo.
- Un evento de crédito relevante u otro tipo de choque, por ejemplo, un colapso en el mercado de bienes raíces.
- El nivel de endeudamiento de las familias termine “por ahorcar” su consumo, a consecuencia de mayores tasas.
- Que efectivamente inicie un proceso de espiral precios-salarios.
- La contaminación a los precios menos volátiles sea más persistente, lo que obligue a la Fed a acelerar el paso de incrementos de tasa a una velocidad mayor.
Banxico: la Fed es sólo un piso, la tasa neutral podría haber aumentado.
En este contexto, la política monetaria del Banco de México no sólo debe seguir a la Reserva Federal, sino evaluar la posibilidad de un ajuste un poco más agresivo. La inflación subyacente continúa acelerándose alcanzando un nivel no visto en años. Si bien, Banxico empezó a apretar desde temprano, los ajustes no han sido suficientes para disminuir el riesgo de un incremento de expectativas de inflación de más largo plazo, lo que sugiere que la tasa neutral en México podría ser más alta que la que antes estimada en alrededor de 2.6% real anual- derivado de las políticas implementadas por la actual administración, que implican un menor producto potencial y mayor inflación estructural (política de salarios, energéticos, etc.).
Desde mi perspectiva en su última decisión, la Junta de Gobierno mandó una señal muy clara de que en junio subirán la tasa en 75pb, magnitud no vista en la historia del Banco. Sin embargo, los choques que la economía ha sufrido han sido extraordinarios también. Si la inflación no muestra signos de debilitamiento hacia la segunda mitad del año, es muy probable que la tasa de interés llegue a 10.0% en México en diciembre.
Por: Marco Oviedo, economista y analista independiente