En la interacción con los principales participantes en los mercados financieros, resulta común identificar varios grupos, no solo determinados por su nicho, sino también por su sesgo de origen. En el caso de los mercados mexicanos, los analistas usualmente nos topamos con un contraste claro entre la percepción de los inversionistas locales y aquella de los extranjeros (sobre todo cuando se trata de participantes institucionales). En general, mi impresión es que los locales suelen ser más negativos en sus evaluaciones. ¿Esto podría significar que ven algo que los extranjeros no? Mi intuición me dice que no y que el contraste podría ser más racional de lo que parece.
Tengo la convicción de que no existe una flagrante brecha en el grado de sofisticación en el análisis de nuestra economía y mercados por parte de ambos grupos. Al contrario, usualmente me veo sorprendido por el profundo conocimiento que algunos “extranjeros” tienen de nuestros fundamentales. No perdamos de vista que todos son participantes que suelen respaldar sus opiniones y valoraciones con sendas inversiones en portafolio (no suele haber lugar para el análisis superficial).

En este contexto, mi impresión es que una parte del sesgo descrito podría relacionarse con el grado de exposición relativa a valores globales. Dicho de otra forma, me parece que los grandes capitales extranjeros suelen analizar los valores mexicanos y sus fundamentales desde una óptica relativa, es decir, en relación con otros valores similares, en una lógica de conformación de portafolios diversificados, donde los instrumentos financieros de México son un candidato más.
Desde esta lógica, conviene activar el “zoom out” y ubicar a México en el panorama global. Déjenme ofrecer unos pocos y superficiales, pero esclarecedores, parámetros.
Nuestro país es una de las 156 economías clasificadas dentro del grupo de las emergentes y en desarrollo, monitoreadas por el Fondo Monetario Internacional. México es una de las 55 economías de ingreso medio-alto que clasifica y da seguimiento el Banco Mundial y cuenta con un sistema financiero ranqueado en lugar 64 de los 141 analizados por el Reporte de Competitividad Global 2019.
En términos de instituciones financieras y sus esquemas de funcionamiento, el Banco de México solo es uno más de los 74 bancos centrales que actualmente cuentan con un esquema de objetivos de inflación que, en mayor o en menor medida, persiguen garantizar un entorno de credibilidad y certidumbre.

México es uno más de entre al menos una veintena de países que son ranqueadas con grado de inversión por parte de las principales agencias calificadoras.
Lo que quiero decir es que, desde una óptica de portafolio diversificado, los grandes participantes externos suelen ponderar de manera relativa cada una de sus opciones. En este tono, México no es el único mercado con fortalezas y debilidades específicas, amén de riesgos implícitos, por más negativos que sean evaluados.
Aun con esto, la posible diferencia en la percepción de nacionales y extranjeros al que me aboco, podría no ser tan irracional como parecería. Por una parte, los grandes capitales extranjeros podrían ponderar a México desde una óptica relativa -donde no suele alejarse en demasía de los promedios. En tanto, los locales podrían sobre-ponderar los riesgos locales en reconocimiento de la posible preponderancia de éstos en su portafolio y/o la conveniencia de que los fundamentales apoyen una mejor percepción relativa de los valores locales frente a la competencia internacional. La discusión sigue abierta, hay muchos perfiles, mandatos y momentos que ponderar, pero creo que estas líneas son un buen punto de partida para continuar el análisis.
Sus opiniones son a título propio y no necesariamente representan las de alguna institución financiera internacional.