El aguinaldo, contrario a lo que muchos mexicanos podrían pensar, no es una invención mexicana. Vaya, no es siquiera una invención latinoamericana. El aguinaldo se remonta a una tradición celta llamada “eguinad”, que surgió hace más de 20 siglos y consistía en dar regalos al final del año calendario para desear “buena suerte” en el inicio de un nuevo ciclo. A raíz de eso, la tradición se extendió a Roma y al Imperio Romano, al paso del tiempo, se extendió de manera universal.
Si bien el aguinaldo, hoy por hoy, es una prestación básica bajo la Ley Mexicana del Trabajo, el espíritu celta permanece. Según el portal Statista, el mexicano promedio utiliza su aguinaldo para festejar y dar regalos: 51% de los trabajadores que reciben aguinaldo lo gastarán en regalos genéricos, 44% en la cena de navidad, 34% en la cena de fin de año, 28% en los regalos de Navidad, 27% en los regalos de Reyes y la lista continúa, es importante destacar que en este estudio la suma de porcentajes es mayor al 100%, pues a los encuestados se les daba la oportunidad de escoger más de una opción, de tal forma que una persona podría usar su aguinaldo para la cena de Navidad o en comprar los regalos de Reyes, por ejemplo.
Sin embargo, las tradiciones celtas, por muy simbólicas y bonitas que nos parezcan, no son muy útiles al aplicarse a la realidad mexicana. Según datos del Instituto de Finanzas Internacionales, las familias mexicanas tenían un nivel de endeudamiento de US$207 mil millones al cierre del primer semestre de 2021. Si tomamos en cuenta que, según la Condusef, solo 20 millones de mexicanos utilizan el crédito formal en el país, esto equivaldría a que el “endeudado promedio” tiene una cuenta que asciende a los $207,000 pesos. Asimismo, mucho de este endeudamiento se da a través de las tarjetas de crédito, de las cuales, alrededor del 40% son personas “no totaleras” y dentro de ese porcentaje, el 30% solo abona el pago mínimo solicitado por el banco. Es decir, para algunos mexicanos, las deudas se van convirtiendo en una bola de nieve que, seguramente, le quita el sueño a más de uno.
Si bien el comportamiento del mexicano promedio no varía mucho respecto a otros países y culturas, este podría mejorar. Psicológicamente tendemos a ver este tipo de flujos (aguinaldos, bonos, regreso de impuestos) como un ingreso inesperado fuera de nuestro presupuesto anual, por lo que, nos inclinamos a usarlo en el gasto corriente. Es importante empezar a cambiar esa mentalidad: todo el ingreso recibido en el año (esperado o inesperado) debería tratarse por igual, lo que implicaría que parte del aguinaldo debería ser usado para mejorar nuestra posición financiera, ya sea vía ahorro, inversión o para disminuir las deudas.

No importa la época, cultura o país en el que vivas. Los riesgos siempre estarán presentes y en muchas ocasiones, tener una posición financiera adecuada te permitirá afrontar dichos riesgos de una mejor manera, siempre en favor de tu bienestar y el de los tuyos. Es por eso que, en estas fiestas de fin de año, el mejor uso que le puedes dar a tu aguinaldo (o a un porcentaje de él) es regalarte a ti y a los tuyos una mayor es tabilidad financiera, aunque lo percibas al instante o no, seguro derivará en una mayor calidad de vida.

No te pierdas los artículos que Hablemos de Bolsa tiene para ti, donde podrás encontrar más ideas de qué hacer con tus recursos al final de cada año.
Por Luis Gonzalí, CFA. VP/Co-Director de Inversiones en Franklin Templeton México