“El ser humano no es adverso al riesgo, es adverso a las pérdidas”.
El riesgo es inherente a toda actividad humana y puede generarse por factores internos y externos a cualquier entidad.Día a día convivimos (consciente e inconscientemente) con gestión del riesgo al tomar decisiones en nuestro entorno, desde decidir qué camino tomar para dirigirnos al colegio o trabajo, practicar o no deportes, o realizar inversiones en los mercados financieros.
La gestión de riesgos
¿Puede ser la gestión de riesgos una bola de cristal? El riesgo siempre estará ligado a la probabilidad y la magnitud de un suceso futuro que pueda desviar el resultado de nuestros objetivos previamente planteados, y por su naturaleza resulta imposible predecirlo, por ende, el camino a seguir será su identificación, mitigación y control, lo que resultará en la creación y protección del valor para cualquier entidad u organización.
Cuando hablamos en términos de banca y mercados financieros, nos referimos a miles de decisiones realizadas cada segundo a lo largo del planeta; mientras las sesiones bancarias y bursátiles asiáticas, europeas y americanas conviven en total armonía bajo la sombrilla de la captación y colocación de recursos, es ahí donde entra en juego un factor fundamental: el equilibrio. Este ha sido salvaguardado en cada ocasión con una mayor reglamentación que apoye a delimitar la cancha del juego en términos de liquidez, capitalización, homologación en presentación de la información y gestión de riesgos por el Comité de Basilea, el International Financial Reporting Standards (IFRS) o el ISO 31000 de la International Organization for Standardization, por mencionar algunos.

Gestión de riesgos financieros
Pero ¿por qué guardar el equilibrio en los mercados? Recordemos que la estabilidad financiera a cualquier nivel, será precursora de generación de empleos y mejorará la calidad de vida de la población. Dentro de la dinámica de la captación y colocación de recursos, con el pasar de los años hemos experimentado un fenómeno de disminución en las tasas de interés a nivel global, factor que ha empujado a las instituciones a tomar posiciones de mayor riesgo en la búsqueda de mantener y aumentar sus utilidades, y para muestra, un botón.
De acuerdo con Callan Associates, los fondos de pensiones americanos han tenido que optar por un mayor factor de riesgo dentro de los mercados financieros en búsqueda de mantener sus rendimientos, si tomamos como base un portafolio conservador promedio hace tres décadas, un fondo de pensiones podía obtener rendimientos del orden del 8%, únicamente con bonos dentro de su selección de activos. En la actualidad, para poder generar similares resultados deberá integrar además de bonos, acciones de empresas con alta y baja capitalización, capital privado, bienes raíces, entre otros activos con mayor volatilidad. Lo anterior aumenta unidades de riesgo que fácilmente pueden multiplicarse mermando nuestro Sharpe Ratio dentro del portafolio, recordemos que este indicador nos apoyará a medir el rendimiento obtenido ajustado por las unidades de riesgo aceptadas.
La banca no es un negocio aislado de los mercados, de acuerdo con el Banco Mundial, en poco más de una década, el spread (diferencia entre el precio de oferta y demanda para un determinado valor), se ha reducido a nivel global en más de un punto porcentual, para pasar de 6.5% a 5.3% del 2005 al 2018, reducción nada pequeña cuando hablamos de un volumen transaccional de varios miles de millones de dólares desfilando de manera diaria. Este fenómeno ha llevado a los bancos a optar por una colocación de recursos más riesgosa, lo que en la época moderna fue la semilla de la crisis hipotecaria en Estados Unidos, conocida como subprime, que comenzaría a mostrarse en 2007, pero que ocasionaría grandes quiebras para el último trimestre del 2008.
En conclusión, podríamos indicar que la naturaleza del ser humano no es ser adverso al riesgo, sino a las pérdidas, dado que el riesgo per se, se encontrará en terreno neutro, lo que para un portafolio long only (portafolio que únicamente admite posiciones largas en activos) en una estrepitosa caída de los mercados financieros puede repercutir en una minusvalía, para un short seller (vendedor en corto), será una oportunidad de generar utilidades. Lo mismo será cuando hablamos de alta inflación, lo que en una primera lectura puede representar pérdida de poder adquisitivo poblacional, será un factor que agregue valor a un portafolio conservador, esto representa “beneficiarse del desorden”, tal cual lo indica el investigador y financiero especialista en riesgos, Nassim Taleb.
Es así que podemos hablar de la gestión de riesgos como la oportunidad de disminuir pérdidas, o en su defecto, aprovechar los eventos considerados como adversos para generar un entorno que repercuta positivamente en las organizaciones, bajo un proceso de definición de objetivos, identificación de riesgos y conversión o mitigación de estos, siempre tomando en cuenta que el objetivo de nuestro negocio se encontrará por delante de cualquier posible especulación, pudiendo acudir a instrumentos específicos de cobertura y transferencia de riesgos como seguros, fianzas, instrumentos financieros derivados, entre otros.

Por: MIEF. Juan Carlos Cruz Tapia
Docente de la Escuela Bancaria y Comercial y trader de cambios.