En los últimos 5 años hemos sido testigos de la evolución del mercado financiero, transitando hacia un modelo de financiamiento más consciente y comprometido con la protección del medio ambiente; pero sobre todo, con una especial atención a los desafíos sociales que atraviesan las principales economías de la región.
De acuerdo con los últimos datos del Foro Económico Mundial, los riesgos climáticos y ahora los relacionados con la salud, ocupan los primeros lugares del mapa, con la mayor probabilidad de ocurrencia y el mayor impacto para la economía, razón por la cual, la incorporación de nuevos criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG), se han convertido en los temas más relevantes en todo proceso de inversión, principalmente para analistas y tomadores de decisiones dentro del sistema financiero.

El recorrido a partir de 2015 con la primera emisión de un bono verde en México por parte de Nacional Financiera (Nafin), es muy alentador, pero debemos acelerar la marcha. Es necesario que en el corto plazo logremos incrementar los recursos asignados a soluciones climáticas, dirigir capitales hacia proyectos sociales que reduzcan las brechas de desigualdad y de género y al mismo tiempo apostar por nuevos modelos de negocio que generen valor de largo plazo buscando un mejor desempeño en sus indicadores de sostenibilidad.
Vale la pena señalar que el Mercado crece y también se diversifica, en estos últimos años hemos visto los primeros bonos de género, el primer bono verde de una Fibra y también de una Banca Multilateral; los primeros bonos soberanos ligados a los ODS, el primer bono COVID, y los primeros bonos corporativos ligados a la sostenibilidad, estos últimos liderando el número de emisiones en 2021, para registrar un nuevo año récord.

Los años 2020 y el 2021 marcan un precedente. A la fecha se ha emitido deuda etiquetada por más de $270,000 millones de pesos, dónde participan diversos emisores, plazos y monedas; el Gobierno Federal ha emitido 2 bonos soberanos ligados a los objetivos de desarrollo sostenible que representan ya el 18% de la oferta sostenible, los bonos con etiqueta verde tienen una participación del 25%, los bonos sustentables del 20%, los bonos sociales (de género y COVID) representan el 6%. Y los bonos que cuentan con la mayor porción de mercado son los vinculados con la sostenibilidad, una nueva etiqueta que hoy representa el 31% del total de bonos temáticos en el mercado bursátil.
Más allá de la deuda, destaca la aparición de otros instrumentos financieros y vehículos de inversión con mandatos y criterios ASG, como los índices sustentables de las bolsas de valores, los nuevos fondos de inversión, los ETF’s y las notas estructuradas.

Por: Alba Aguilar,
Directora de Nuevos Mercados en SIF-ICAP, Grupo BMV
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