“Nunca te levantes de una caída, sin haber recogido algo bueno” – Proverbio Chino.
Después de un largo periodo de globalización comercial, que incluyó la reubicación a China de plantas manufactureras americanas y europeas (junto con mano de obra capacitada e inversión tecnológica), y de la creación de múltiples tratados comerciales en todo el mundo, incluyendo al entonces “TLC” (ahora T-Mec), se provocó un desmantelamiento de la propia industria manufacturera en los EEUU. Para revertir esta tendencia, desde hace 4 años la política americana, se enfocó a aplicar agresivas medidas proteccionistas, que a su vez desencadenaron guerras comerciales con casi todos los bloques económicos del mundo.
Sin embargo, la pandemia del Covid 19, ha provocado que la más reciente recuperación económica y de empleo en EEUU (alcanzada después de varios años de apoyos fiscales y monetarios aplicados por la crisis hipotecaria de 2009, y de alguna medida por el proteccionismo comercial), se torne nuevamente desfavorable, esperando para 2020 una reducción en el PIB de EEUU de -4%, triplicando su déficit fiscal en solo un año y alcanzando un endeudamiento superior al mismo PIB.
Por lo anterior, este noviembre de 2020, los ciudadanos americanos nos han dado una gran lección, al asumir con su voto, su gran responsabilidad como sociedad lider, de frenar un estilo de gobierno que como ya mencioné, en términos netos (es decir después de asumir los costos del Covid19) a provocado grandes pérdidas humanas y económicas, aunadas a graves problemas sociales de odio y división, tanto en EEUU como en gran parte del mundo. Nos guste o no, lo que sucede en EEUU tiene repercusiones para un gran número de países. Aunque a esta fecha no hay reconocimiento del actual gobierno americano a la victoria de Joe Biden, este último iniciará el periodo de transición a la Presidencia y Administración Pública con 5 prioridades: Covid 19, revisión a agencias federales, recuperación económica, equidad racial y cambio climático, puntos que sin duda atañen también a la economía mexicana.
En forma paralela, en estos últimos 4 años de proteccionismo americano y que incluye el periodo de renegociación del T-Mec, la nueva inversión privada hacia México ha sido prácticamente nula, lo que a provocado mayor desempleo, pobreza, división social y problemas migratorios.
La buena noticia para México es que el T-Mec si pudo renovarse y aprobarse, y representa su plataforma de crecimiento. Si la política proteccionista en EEUU se torna más moderada con el Sr. Biden a la cabeza, la inversión privada en México puede retornar. Recordemos que los dos grandes cambios para el T-Mec fueron propuestos por el Partido Demócrata Americano: el tema laboral y las reglas de origen.
Para poder gozar del beneficio de cero aranceles que ofrece el T-Mec, hay que cumplir en materia laboral con lo establecido en su Capítulo 23, que incluye entre otros: libertad de asociación y negociación colectiva; no discriminación; abolición del trabajo infantil; regulación de salarios mínimos y horas laborales, seguridad y salud en el trabajo. Se incluyen a los paneles de controversia comercial en cuestiones laborales, es decir que cuando una empresa no cumpla con los acuerdos del T-Mec, pueda iniciarse una investigación en su contra que analizará un grupo de expertos.
Respecto a las reglas de origen, por ejemplo para el acero que se emplea en los vehículos de pasajeros, camiones ligeros y camiones pesados y que puedan ser considerados originarios de la región se requiere que un 70% de las compras de esta materia prima y del aluminio se realicen a empresas armadores originarias de América del Norte.
Lo anterior significará para las empresas locales, implementar sólidos controles internos y altas inversiones tecnológicas. Y para las empresas extranjeras les será atractivo este bloque comercial.
Por: Dra. Araceli Espinosa Elguea, Profesora e Investigadora ITAM
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