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Crecimiento e Impulso al Mercado de Valores

Entre 1920 y 1928 se realizó una moderada participación por parte del Estado Mexicano para la reconstrucción de la economía, pasados los sucesos de la Revolución Mexicana. El primero de ellos fue en el año de 1921 con la devolución de los bancos que habían sido incautados durante todo el proceso revolucionario, lo cual dio pauta para el inicio de un nuevo sistema financiero en el país.

Durante este periodo se priorizaron más las inversiones en obras de infraestructura, como los sectores de comunicaciones y agrícolas. Los capitales mexicanos se dirigían más hacia la industria manufacturera y del comercio, mientras que la mayor parte de la inversión extranjera que confiaba un poco más en la estabilidad política y social del país, se dirigió más a la industria minera, petrolera y el comercio de exportación.

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En 1934 con Lázaro Cardenas en la presidencia y con el primer plan sexenal del país, se pretendía elevar la inversión gubernamental y afianzar las bases de un crecimiento económico ordenado y amplio. Es así como en 1933 se creó Nacional Financiera, institución bancaria de desarrollo, destinada a canalizar créditos de fomento, emitir títulos de crédito a largo plazo y certificados de participación. Los inicios de Nacional Financiera fueron de gran aceptación en los inversionistas, y así mismo comenzaron a intervenir en la compra y venta de títulos, practicando también el crédito a mediano y largo plazo.

Un ejemplo claro de la influencia del crédito publico en el Mercado de Valores, fueron los bonos de caminos, emitidos en 1934, que recuperaron la confianza de los ahorradores. Al mismo tiempo, los certificados de participación y bonos hipotecarios incrementaron el volumen de operaciones de la Bolsa. Por otro lado, las acciones mineras lograron un repunte.

La Bolsa se encontraba con la remodelación de su sede, además adquirió mobiliario y mejoró sus procesos de administración y de operaciones, para ofrecer mayor movimiento de títulos. Al mismo tiempo la Asociación de Banqueros y la Secretaria de Hacienda, dispusieron una ley reglamentaria de Bolsa, autorizando a los agentes asociarse con terceros, que no fueran corredores inscritos, abriendo camino a las Casas de Bolsa.

En 1936 la Bolsa modificó su estructura social, cambiándose al régimen de capital variable. El Consejo autorizó operaciones fuera de horario ampliándolo a seis horas, y también fue propuesto un reglamento para negociaciones fuera de subasta. Estas medidas tenían como propósito atraer los negocios no concertados en el piso de remates, con lo cual aumentó la operatividad y se registraron nuevas inscripciones de obligaciones industriales e hipotecarias. En ese mismo año la Bolsa ingresó a la Asociación Nacional de Banqueros fortaleciendo su vínculo con diferentes instituciones del sector financiero.

La estabilidad económica mejoró la capacidad de negociación de México en el exterior, ante lo cual el Congreso autorizó la contratación de un préstamo en el extranjero por 5.5 millones de dólares. El panorama del crédito e inversión se vieron fortalecidos en 1937 por Nacional Financiera, que emitió títulos a 10 años, con el fin de estimular el largo plazo industrial. También comenzaron a operar cédulas hipotecarias e iniciaron diversos proyectos industriales privados. Además, se fundó el Banco Nacional de Comercio Exterior, para promover, apoyar y financiar la exportación de productos mexicanos.

En este año se intentó recuperar el desarrollo en diversos sectores, entre ellos el Ferroviario, el cual se encontraba en pésimas condiciones, de operatividad y financiera. Pero no todas las acciones de intervención por parte del gobierno crearon un buen clima en los mercados, pues en 1938, tras el anuncio de la Expropiación Petrolera se creó un panorama de incertidumbre entre los inversionistas, frenando la operatividad de la bolsa.

En 1938 el recién creado Departamento de Estadística en la Bolsa, había pronosticado un año lleno de actividades bursátiles positivas. Pero una vez se anunció la expropiación petrolera, el 18 de marzo, los depositantes agolparon en los bancos para retirar sus fondos. La demanda de dólares era cuantiosa y los tenedores de billetes reclamaban monedas de plata. Mientras que las compañías que se veían afectadas detuvieron la exportación de petróleo al mismo tiempo que retiraban sus depósitos bancarios. Esto causo que el público en general tuviera temores de seguir invirtiendo, pues a esto le sumaban las consecuencias de la suspensión de importaciones mexicanas por parte de Estados Unidos.

A consecuencia, el comercio exterior manifestó una tendencia decreciente, sumado a la salida de capitales, dividendos en la inversión extranjera y servicio de la deuda externa, provocando un agudo déficit en la balanza de pagos. Pero la disposición negociadora de los Estados Unidos y la mayor fortaleza del sistema financiero redujeron los efectos de esta crisis. Sin embargo, el factor decisivo fue un acontecimiento internacional que, pese a su gravedad y dramatismo, favoreció a la economía: La Segunda Guerra Mundial, ocasionando una gran demanda de materias primas mexicanas en los mercados internacionales. La agricultura y la minería encontraron mercados ávidos y a precios atractivos. Incluso la industria exportó bienes manufacturados a los Estados Unidos y se produjo un fuerte flujo de capitales a nuestro país. Al no encontrar colocación en la convulsionada Europa. Esto permitió acelerar el desarrollo económico de México y brindó una mejor posición negociadora en los conflictos pendientes a raíz de la expropiación petrolera.

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La Bolsa continúo proyectando su crecimiento de manera optimista, gracias a un régimen jurídico adecuado y a sus instrumentos de inversión y financiamiento creados desde 1932. Esta actitud de confianza, se manifestaba en la propaganda incluida en el Boletín Financiero y Minero y por la emisora El Buen Tono.

Te invitamos a visitar el Museo de la Bolsa (MUBO), donde encontraras a detalle la historia del mercado de valores mexicano.


1. Información obtenida del libro Cien Años de la Bolsa de Valores en México 1894-1994,
mismo que tiene como base el acervo iconográfico, notas y testimonios del Sr. Ernesto Riveroll González y la participación de los colaboradores externos
de la Dirección de Información y Estadística de la BMV.

Por: Comunicación Corporativa
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