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Empecemos a fomentar buenos hábitos financieros en los niños

Supongamos que hacemos un paseo al bosque y cuando llegamos a un sendero tenemos dos opciones: seguir por el camino trazado, el cual ya ha sido recorrido por muchas personas antes que nosotros, o crear una nueva ruta entre los arbustos.

La segunda opción parece mucho más arriesgada, y tenderíamos a no tomarla por el miedo que nos genera o la complejidad que esto representa, una sensación muy similar a los paradigmas que se generan en el ámbito de las inversiones financieras, pero si optamos por un nuevo camino en el ejemplo anterior, poniendo más atención y esfuerzo de nuestra parte, seguro podríamos tener una grata recompensa.

En cambio, la ruta que ya está trazada es rápida, segura y confiable. No tenemos que pensar más allá para tomar ese camino, lo mismo pasa con los hábitos en nuestro cerebro, siempre tomaran el camino acostumbrado, a menos que creemos una seria de actos repetitivos para comenzar a desaprender algunas cosas que nos pueden atar para buscar nuevas alternativas o soluciones.

Algunas ideas al respecto podrían ser, que los niños vean que pueden ser parte de un sistema financiero con los ahorros que generen y que ese recurso lo podrán ir acumulando para algo mucho más grande en un futuro, enseñar que el esfuerzo, la disciplina y las aspiraciones siempre son buenas compañías en mis pensamientos en lugar de la inmediatez y lo superfluo de cualquier día, si esta acción la repetimos en varias ocasiones crearemos una ruta entre sus neuronas y se volverá mucho más fácil la idea de invertir en un futuro.

Ahora bien, si esto se trata de la adquisición de hábitos saludables que le puedan dar una mejoría notable a nuestro estado físico, mental, espiritual y a nuestra salud financiera, entonces generemos el ecosistema idóneo para que nos provea de los elementos necesarios para adoptar buenos hábitos en mis finanzas personales, el ejemplo arrastra.

Como cualquier otro habito la educación financiera debe formarse por la repetición, de relaciones automáticos o inconscientes positivas y que consigan una recompensa tangible, pero la clave de que estas acciones pueden cambiar hacia una mentalidad ganadora es la edad de las personas a las que dirigimos todas estas intenciones.

Con lo anterior no quisiera decir que para los adultos la educación financiera puede llegar a ser infértil, pero lo que sí quiero afirmar es que en los niños o jóvenes es donde tendrá mejores frutos esta adquisición de buenos hábitos disciplinados, como puede ser la generación de un patrimonio financiero.

Hoy celebramos un día especial para las familias mexicanas y te invitaría a reflexionar para no caer en la trampa del dulce inmediato a cambio de una alimentación nutritiva en aspiraciones personales, actitudes y formación de carácter, los resultados que se consigan de la  inversión financiera que realicen los niños, pueden ser de gran ayuda, para que en un futuro puedan crear nuevos senderos y visualicen oportunidades de inversión sin una extrema aversión al riesgo o que tengan la confianza plena de que no hay grilletes que los encadenen y que pueden crear mentalidades ganadoras a partir de hoy.

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Por: Gerardo Aparicio Yacotú,
Dir. Escuela Bolsa Mexicana
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