El crecimiento es fundamental para el desarrollo de las sociedades y por tanto es importante disminuir los riesgos asociados de corto, mediano o largo plazo que enfrenta la economía.
En este año se destaca, sin duda, la guerra comercial a partir de políticas proteccionistas de Estados Unidos, las tensiones geopolíticas y/o los altos niveles de endeudamiento soberano; a lo que habrá agregar un riesgo más, de muy largo plazo, el cambio climatológico.
El calentamiento global, atribuible a la alta emisión de gases de efecto invernadero, ha modificado el nivel de los mares, la intensidad de los vientos y la frecuencia de huracanes, ocasionando una distorsión en la vida económica de la sociedad, a partir de la destrucción de activos de las empresas, el desahorro de las familias y la redistribución del gasto gubernamental y/o un mayor endeudamiento del gobierno, para participar en la reconstrucción de las ciudades.
Los cambios en la variabilidad de los patrones normales de clima impactan negativamente a ciudades completas en millones de dólares, en los últimos 10 años, las pérdidas ocasionadas por fenómenos climáticos significaron desde 85,000 millones de dólares hasta 344,000 millones de dólares; siendo 2017 el año de mayores quebrantos.
El factor principal de dichas pérdidas en el año pasado fue la frecuencia e intensidad de los huracanes, Harvey, Irma y María, que se desarrollaron en el océano Atlántico, provocando enormes destrozos en algunas ciudades de Estados Unidos y de las Islas del Caribe. Solamente los daños de las tres tempestades se cuantificaron en 220,000 millones de dólares y representaron 62% de la pérdida económica anual de 2017.

El problema es tan severo que casi todos los países del mundo, salvo Siria y Nicaragua, se comprometieron en el Acuerdo de Paris de 2016, en establecer medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2 ºC. Dentro de este contexto William D. Nordhaus y Paul M. Romer, economistas estadounidenses, fueron galardonados con el premio Nobel de Economía 2018 por construir un modelo que explica cómo interactúan la economía, la naturaleza y el conocimiento. Por otro lado, Nordhaus propone en su trabajo aplicar políticas correctivas, como impuestos al carbono.
En respuesta a esta situación, lo deseable es que crezca un compromiso social que límite la emisión de gases contaminantes en la industria, aumente el uso de las bicicletas y disminuya el del auto, que mejoren las políticas de transporte público, que sea basto y modernizado, y que se desarrollen proyectos de infraestructura y vivienda más eficientes y sustentables.
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